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miércoles, 13 de noviembre de 2013

TOSTA DE TOMATE, OLIVAS Y QUESO FRESCO

Aquí os dejo otro montadito que me encanta, tosta de tomate, olivas negras estilo Aragón y queso fresco.

Tosta de tomate, aceitunas negras de Aragón y queso fresco.

Ingredientes:

  • Pan rústico o una barra de pan normal
  • Olivas negras estilo Aragón
  • 1 ó 2 tomates de ensalada
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Queso fresco
  • Sal

Elaboración:

  1. Cortar el pan a rodajas y tostar en una tostadora o en el horno. Así luego estará crujiente.
  2. Mientras se hace el pan, cortar el tomate a daditos, ponerle sal y aceite y reservar.
  3. Cortar las olivas en trocitos quitándoles el hueso.
  4. Cortar el queso fresco en lonchas o según la forma que tenga.
  5. Para montar la tosta poner el queso encima del pan, después añadir el tomate, más o menos una cucharada grande por tosta. Por último incorporar un poco de las olivas.



Nota: Si se le quiere dar un poco de color, se le puede añadir orégano. Si no tenemos olivas estilo Aragón, podemos poner olivas negras sin hueso, no tienen ese sabor característico pero también están buenas. También podemos utilizar otro tipo de queso. Todo depende de nuestros gustos y eso es la esencia de la cocina, adaptar para mejorar.

Además me gustaría dejaros un poco de información sobre las olivas negras de Aragón.

Las olivas negras de Aragón pertenecen a la variedad Vero. 

En el Bajo Aragón se cultivan tres clases de aceituna: la vera, que injertada con el acebuche local da la variedad autóctona; la arbequina; y la andaluza gordal, que en la comarca se le llama simplemente sevillana. Ésta última no se utiliza nunca para aceite sino como oliva de mesa verde, bien sea entera o chafada; las diminutas arbequinas suelen guardarse verdes, aunque a veces se muelen también, solas o mezcladas con la autóctona; y la Vero, que se conserva verde o negra, y se utiliza principalmente para obtener el aceite de Alcañiz, que de un tiempo a esta parte se denomina con toda justicia aceite del Bajo Aragón. También hay otras variedades, como la Arbequina de sabor un poco más recio que la empeltre, la Picual que se usa para aceite y la Bolvina más usada para picoteo.

Las aceitunas sorprendidas por la helada caen al suelo formando, si son abundantes, una gran solada.
Y si persiste el frío algunos días van arrugándose y perdiendo agua. La pulpa adquiere entonces un color pardo negruzco y son gratamente dulces. Se comen tal cual, o aliñadas con aceite y sal. Este punto de sazón puede inducirse escaldándolas con agua hirviendo o colocándolas sobre un cañizo.

Las mortinas que están dejando de amargar y las escaldadas se pueden disponer en barreños de mondongo, o en recipientes hondos de menor tamaño según la cantidad, expuestas a la intemperie nocturna y el frío, con abundante sal gorda y mondaduras de naranja con parte de su pulpa. Y cada noche se les da vueltas hasta
que estén dulces, esto es muertas, para comer.

Las que se pusieron a curar en las tinajas de barro o los grandes tarros de cristal con sólo agua y sal, podrán comenzar a comerse al cabo de unos meses, evitando tocar el agua con los dedos o cucharones que no sean de madera, porque los de metal pueden estropear toda la conserva.

Algunos no las aliñan ni manipulan si la luna no está en menguante, como sucede con el vino.

Fuente: www.aragon.es

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